domingo, 8 de noviembre de 2009

Uchuruccay

¿Eres el infierno o la sequedad
interminable de la muerte
creciendo como una herida entre los muros?
En esa espantosa soledad
despedazada de los tiempos
donde unos hombres Por culpa de otros
de inconfesables miserias
fueron animales y pasto de pavorosa matanza
en los secretos inacabables del día
mientras la lluvia El hacha atolondrada del cielo
crecían en el rencor de los musgos
como carne viva de toda sospecha
Pues en Uchuraccay Donde todos somos culpables
-según los innumerables y abominables testigos-
nadie reclama a los muertos A los nuestros
enterrados una mañana como frutas podridas
al pie de la soledad y los ríos

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